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La Cantina


Para los memoriosos que antaño gozaron de esas reuniones en el barrio de la Boca en las cuales entre vino, pastas y asados se cantaba y se reía, van estos párrafos. Recordar esas calles, Suarez, Necochea, Olavarría, Brandsen… iluminadas y ruidosas; atiborradas de gente con ganas de cantar, bailar, comer y tomar en los lugares a los cuales llamábamos “Cantinas”.

Cantina es una palabra empleada para indicar ciertos establecimientos. Tiene una etimología que deriva del italiano y que significa "cava de vino", bodega, o bóveda, y ésta a su vez proviene del latín canto. Las Cantinas se pueden encontrar en muchas ciudades de Italia y suelen ser locales frescos y algo húmedos donde se almacenan y se ponen a la venta algunos productos cárnicos tales como el salami. Siendo en la actualidad los lugares donde se almacena el vino: la bodega. En España es una especie de local donde se vende generalmente vino, es de resaltar la descripción que hace de la cantina el escritor Francisco de Quevedo (1580-1645) en estos sonetos:


Esta cantina revestida en faz;
esta vendimia en hábito soez;
este pellejo, que, con media nuez,
queda con una cuba taz a taz.


Hoy en día la palabra queda referida a los locales donde se vende vino en los ámbitos rurales, se emplea mucho en los Cuarteles y agrupaciones del ejército, indicando el lugar de esparcimiento de la tropa. La palabra cae en desuso y ya sólo se utiliza para los locales con ambiente tradicional.

Cátulo Castillo creó un poema que con música de Anibal Troilo dio origen al hermoso tango “La Cantina”. Fue interpretado por Hector Mauré y por Alberto Marino entre otros grandes cantores y describe lo que fue en las primeras siete décadas del siglo pasado ese pedazo de Italia en el centro de la Boca poblado de ruidosas Cantinas. Una última visión retrospectiva de la Boca del Riachuelo de entonces, permite relacionar la altura que tenían las veredas sobre las calles debido a las frecuentes inundaciones con paisajes venecianos.
La cantina


Tango(1954)
Música: Aníbal Troilo
Letra: Cátulo Castillo


Ha plateado la luna el Riachuelo
y hay un barco que vuelve del mar,
como un dulce pedazo de cielo
con un viejo puñado de sal.
Golondrina perdida en el viento,
por qué calle remota andará,
con un vaso de alcohol y de miedo
tras el vidrio empañado de un bar.

La cantina
llora siempre que te evoca
cuando toca, piano, piano,
su acordeón el italiano...
La cantina,
que es un poco de la vida
donde estabas escondida
tras el hueco de mi mano.
De mi mano
que te llama silenciosa,
mariposa que al volar,
me dejó sobre la boca, ¡sí!
su salado gusto a mar.

Se ha dormido entre jarcias la luna,
llora un tango su verso tristón,
y entre un poco de viento y espuma
llega el eco fatal de tu voz.
Tarantela del barco italiano
la cantina se ha puesto feliz,
pero siento que llora lejano
tu recuerdo vestido de gris.


Nota escrita por David Gleiser

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