Erase una mañana agitada, a eso de las 8:30, cuando un señor mayor , se diría de unos 80 años, llegó al hospital para que le retiraran los puntos de una pequeña herida en su pulgar.
El señor le comentó al médico que estaba apurado pues tenía una cita a las 9:00 am en punto, pero el médico le pidio que tomara asiento y esperara su turno, sabiendo que quizás pasaría más de una hora hasta que pudiera atenderlo.
Como lo vio consultando reiteradamente su reloj con algo de nerviosismo, decidió adelantar el trámite y examinar su herida de inmediato.
Mientras lo curaba le pregunto si tenía una cita con otro médico esa misma mañana, ya que lo veía tan pendiente de los horarios.
El señor le dijo que no, que en realidad necesitaba ir al geríatrico para desayunar con su esposa.
Con una leve sonrisa de comprensión el médico le pregunto sobre la salud de ella, a lo cual él le respondió que hacía tiempo que estaba allí recluida ya que padecía de Alzheimer.
Un tanto sorprendido el profesional le pregunto si acaso ella se enfadaría si llegaba un poco más tarde, a lo que el anciano le respondió francamente que hacia tiempo que ella no sabía quien era él, que ya hacía cinco años que no podía ya siquiera reconocerlo.
El doctor sorprendido le pregunto entonces:
'Y usted mi amigo ¿ sigue yendo cada mañana, aun cuando ella no sabe quien es usted?'
El hombre sonrió y simplemente dijo:"Ella no sabe quien soy, pero yo aún sé quien es ella ."
Texto anónimo atrapado por Carlos Senz
2 comentarios:
Que bella reflexión, pero que cierta que más da lo que los demás esperen o entiendan si nosotros somos capaces de seguir siendo nosotros mismos.
Un cariño sr.Opin
Gracias Evaglauca. El texto estaba medio malogrado y creo que lo he modificado para bien, eliminando muchas obviedades.
Si lo encuentra en otro lado verá los cambios.
Gracias por pasar.
Publicar un comentario
Su comentario será leído y moderado en cuanto encuentre mis lentes. Muchas gracias.