No te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. No duermo ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy la luz del sol brillando sobre el grano dorado.
Soy la lluvia gentil del otoño esperado.
Cuando despiertas tranquilo en la mañana,
soy la bandada de pájaros que trina.
Soy también las estrellas que titilan,
mientras cae la noche en tu ventana.
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy ahí, yo no morí.
3 comentarios:
Gracias, lo mismo para ud. pero felicidades continuas :-)
Un abrazo.
Ah !! pero usted es una niña aún. No sé que está haciendo por acá, pero me alegro siempre de verla.
Cariños.
Niña desde que nací :-)
Yo me alegro de visitarle, y no importa que fecha sea, siempre hay un instante para la devoción, aunque nos obligue la obligación.
Un abrazo,querido socio
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