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Lógica


Un joven estudiante de Derecho, habiendo reprobado el examen final, interpela a su severo catedrático (célebre por su aguda mente jurídica) y le pregunta:
- Profesor, ¿entiende usted realmente todo lo referente a su asignatura?
- Creo que sí: de otro modo no sería catedrático ¿no le parece?
- Muy bien. Entonces me gustaría formularle una pregunta. Si puede darme la respuesta correcta, aceptaré gustosamente que me haya reprobado. De lo contrario, tendrá que darme mención honorífica.
- ¿Cuál es su pregunta?
- Muy sencilla:
¿Qué es LEGAL pero no LÓGICO, LÓGICO, pero no LEGAL y ni LÓGICO ni LEGAL?
Por mucho que el profesor se estruja su célebre mente jurídica, no consigue dar con la respuesta acertada, así que se da por vencido, y cambia el 5 en la boleta del alumno por una mención honorífica.
Durante el resto del día, el profesor sigue devanándose los sesos con la maldita pregunta. Al día siguiente convoca a los estudiantes más brillantes de su clase, y les anuncia que tiene una pregunta muy difícil:
- ¿Qué es LEGAL pero no LÓGICO, LÓGICO pero no LEGAL, y ni LÓGICO ni LEGAL?
Para su sorpresa y vergüenza, todos los estudiantes alzan la mano.
- ¡Está bien! -Dice el profesor, pidiendo la respuesta a su estudiante favorito.
- Es muy fácil, profesor:
Ud. tiene 70 años y está casado con una mujer de 25, lo cual es LEGAL, pero no LÓGICO, su mujer tiene un amante de 22 años, lo cual es LÓGICO, pero no LEGAL y el amante de su mujer ha reprobado el examen y usted le acaba de dar mención honorífica, lo cual no es ni LÓGICO ni LEGAL.!!!

Cuestión de edad


¿No les ha pasado alguna vez que miran a otra persona de su misma edad y piensan: "yo no puedo parecer tan vieja"...?
Mi nombre es Alicia y estaba sentada en la sala de espera del dentista para mi primera consulta con él. En la pared estaba colgado su diploma, con su nombre completo.
De repente, recordé a un muchacho alto, buen mozo, pelo negro, que tenía el mismo nombre, y que estaba en mi clase del secundario, como 30 años atrás. ¿Podría ser el mismo chico del cual yo estaba secretamente enamorada?
Pero después de verlo en el consultorio, rápidamente deseché esos pensamientos. Era un hombre pelado, canoso, gordo, y su cara estaba llena de arrugas, y lucía muy viejo como para haber sido mi compañero de clase.
Después que examinó mis dientes, le pregunté si había asistido al Secundario Issac Newton.
- "¡¡¡Sí , Sí!!!" Sonrió con orgullo y entonces le pregunté:
- "¿Cuando te graduaste?"
- "En 1975. ¿Por qué me lo preguntas?"
- "¡Vos estabas en mi clase!"
El me miró detenidamente...
Y ENTONCES...
ESE FEO,
CALVO,
ARRUGADO,
GORDO,
CANOSO,
DECRÉPITO,
RECONTRAMIL HIJO DE PUTA, ME PREGUNTÓ:
"¿PROFESORA DE QUÉ ERAS?"

El Cometa Halley



Del: TENIENTE CORONEL
Para : CAPITÁN
El lunes próximo, a eso de las siete de la tarde el cometa Halley se hará visible. Es un acontecimiento que ocurre cada 78 años. Reúna a toda la tropa en el patio del cuartel, todos usando casco, que allí les explicaremos el fenómeno. Si llueve, este raro espectáculo no podrá ser visto a ojo desnudo, en ese caso entraremos al comedor donde será exhibido un documental sobre ese mismo tema.

Del: CAPITÁN
Para : TENIENTE
Por orden del Teniente Coronel, el lunes a las siete aparecerá sobre el cuartel el cometa Halley. Si llueve reúna a los soldados todos con cascos y llévelos al comedor, donde tendrá lugar un raro espectáculo, que sucede cada 78 años a ojo desnudo.


Del: TENIENTE
Para : SUBOFICIAL MAYOR
A pedido de nuestro Capitán, el científico Halley de 78 años, aparecerá desnudo en el comedor del cuartel usando casco, porque va a ser presentado un documental sobre el problema del espectáculo en días de lluvia.

Del: SUBOFICIAL MAYOR
Para : SARGENTO
Todo el mundo desnudo sin excepción, deberá estar en el patio el lunes a las siete, donde el famoso músico Halley mostrará el vídeo bailando bajo la lluvia. El show se presenta cada 78 años.

Del: SARGENTO
Para : LA TROPA
El jefe cumple 78 años el lunes y habrá una fiesta de PUTA madre en el patio y en el comedor con el famoso conjunto Bill Halley y sus cometas. Todo el mundo tiene que ir en pelotas pero usando casco, porque se va a armar un kilombo impresionante aunque llueva.

Cara a cara


Mi padre, luego de una vida de trabajo y sacrificio murió desocupado. Nada material dejó para dividir. Sin embargo, jamás me he cruzado con alguien que lo hubiera conocido sin que dijera: "Qué buen tipo era tu viejo". Guardo en mi corazón esa herencia benevolente que me ha dejado y, desde la admiración más profunda, fijo allí mi norte intentando dejar a mis hijos la misma huella. Por eso, cuando me pregunto "¿qué es ser un hombre?", no dudo. Un hombre es, antes que nada, un buen tipo.

VENTAJAS DE HABER LLEGADO LOS 50 AÑOS O ALGO MÁS.....



1. EL CURRICULUM TE IMPORTA UNA MIERDA, YA NO TE DARAN UN NUEVO TRABAJO.

2. SI ERES PARTE DE UN GRUPO DE REHENES, SERÁS DE LOS PRIMEROS EN SER LIBERADO.

3. NO TIENES QUE CEDER TU ASIENTO A NINGÚN ANCIANO.

4. YA NO ERES HIPOCONDRÍACO, AHORA SÍ ESTÁS ENFERMO.

5. YA NO TIENES NADA QUE APRENDER PARA EL LARGO Y DIFÍCIL CAMINO DE LA VIDA.

6. TU CARNET DE LA OBRA SOCIAL COMIENZA A VALER LA PENA.

7. TUS ARTICULACIONES PRONOSTICAN EL TIEMPO MEJOR QUE LOS METEORÓLOGOS.

8. TUS SECRETOS ESTÁN SEGUROS CON TUS AMIGOS; ELLOS TAMPOCO SE ACUERDAN.

9. TU DOTACIÓN DE NEURONAS ACTIVAS LLEGÓ, POR FIN, A UNA CANTIDAD MANEJABLE.

10. PUEDES VIVIR SIN SEXO..., PERO NO SIN TUS ANTEOJOS !!

11. SI HACES UNA FIESTA, TUS VECINOS NI SE ENTERAN...

12. TU ROPA JAMÁS PASA DE MODA.

13. LOS PECADOS CAPITALES HAN CAMBIADO; EJEMPLO: ' LA LUJURIA' ES AHORA 'PEREZA'.

14. A LA MAYORIA DE TUS AMIGOS NO LES IMPORTARÁ RECIBIR ESTE CHAT A LAS 5:00AM, PORQUE CASI TODOS ESTARAN DESPIERTOS.

15. EN BREVE, NO RECORDARÁS QUIEN TE MANDÓ ESTE MENSAJE, PERO TAMPOCO A ÉL LE IMPORTA, PORQUE TAMBIÉN YA LO OLVIDÓ

PD: LO CAMBIÉ A LETRA GRANDE PORQUE YO TAMPOCO VEO UN CARAJO..😫!!!!

Bolita de ojito


 
Bolita de ojito
Poema de Héctor Gagliardi

Te conocí de pasada
en aquella librería,
cuando del "cole" volvía
con toda la purretada.
Y por gustarme de entrada,
ya te deje en la vidriera
la impresión tibia y sincera
de mi nariz achatada...

Por vos. bolita coqueta,
esa tarde ya "cobré",
porque el café derramé,
distraído. en la carpeta,
pero ese mes la libreta
por derecha trajo un diez
y fue la primera vez
que te lavé en la pileta.

¡Cuántas medias destrozaba
por tirarte arrodillado!
¡Las veces que habré limpiado
el camino en que pasabas!
Con mi aliento te empañaba
al preparar un "birulo"
y me fijaba si alguno,
por las dudas, "la rezaba"....

Cien hoyos te fabriqué
con tapas de naranjín:
con el taco del botín
¡las "quemas" que te salvé!
¡Cuántas veces les grite
"se la mido cuando quiera"!
Y en un descuido cualquiera
te arrimaba con el pie...

Te escondía en un momento
en la funda de la almohada,
cuando mi vieja, enojada,
las iba de "allanamiento"...
Y yo. gozando por dentro,
me dejaba revisar,
y cuando me iba a acostar
te mordía de contento...

La vida nos separó,
bolita blanca de "ojito":
ya no soy el mocosito
que una tarde te compró.
Hoy la suerte me tiró
para el hoyo del Destino,
y un "mal repe" en el camino
más "cachuzo" me dejó...

Ya no me queda más nada
del "sin vista y sin corona"
me ha ido "como la mona"
por las calles asfaltadas...
Y si la Muerte, emperrada,
me la midiera con luz,
yo me juego hasta la cruz...
¡Total... ya no hay más salvada!

Gracias a todos los que se preocuparon por mí.


Gracias a todos por todas las llamadas de preocupación, antes que nada quiero que sepan que estoy bien gracias a Dios, o por lo menos voy a estarlo... Ayer tuve un accidente, pero ya estoy mejor. La mayoría sabe que hace mucho que dejé de montar a caballo pero ayer decidí darme el gusto de montar otra vez como hace años... bueno, me subí al caballo y empezó despacito, pero de repente le empezó a dar cada vez más rápido y no lo podía parar. De repente me caí pero mi pie se quedó enganchado en la silla y el caballo me arrastró tumbándome en su galope circular y casi mecanizado. Les aseguro que fue un momento horrible porque por más que gritaba no se detenía... tengo que dar las gracias al encargado del centro comercial que llegó tan pronto como pudo y desconectó el carrusel, si no me atropella el camión de bomberos, el bus escolar, las motos, el avión ...

Calzón negro



Salió una anciana del baño,
Su viejito la miraba
Y al punto le preguntaba:
“De dónde es el gusto extraño
Pues ya llevas varios años
Usando ropa interior
De oscuro y serio color,
Y ya mi vista se aburre,
Qué acaso no se te ocurre
Que eso te da más calor?

La viejita indiferente
Caminando paso a paso
Levanta en su mano un vaso
Y allí sumerge los dientes.
Al viejo mira de frente
Para darle explicación.
Se acomoda en el colchón
Y guarda una breve pausa,
Aquí te digo la causa
De lo negro del calzón.

Muchos colores usé,
Pues la carne firme estaba,
El fuego que me quemaba
Contigo lo disfruté.
Hace tiempo lo apagué
Por no hacerlo disoluto,
Te fui fiel en lo absoluto
Lo que te digo es muy cierto:
Cuando el pájaro está muerto,
El nido viste de luto. —


Colabora: Corina Rolón

Andrea Vianini, un peleador


El sábado pasado se apagó la vida de uno de los pilotos más sanguíneos y rápidos que supo competir por nuestras tierras. Un velocista nato que era pura pasión, puro corazón, no solamente al comando de un automóvil de carreras, sino en su vida cotidiana. Ni siquiera aquel terrible accidente de 1970 que casi lo envía al otro mundo y que le lastimó seriamente su cuerpo -pero no su espíritu- pudo quebrantar sus ímpetus por vivir cada día como si fuese el último.

Andrea Vianini había nacido el 19 de octubre de 1942 en Milán, Italia, mientras las bombas de la Segunda Guerra Mundial hacían estragos sobre el continente europeo. Desde pequeño se sintió atraído por la velocidad, primero a bordo de una bicicleta y luego con una moto Guzzi de 175 cc con la que iba al colegio. Finalizada la guerra, su padre Giuseppe viajó a Argentina como representante oficial de las marcas Guzzi, Lambretta, Benelli y Aermacchi, y más tarde como importador de vehículos Alfa Romeo. En 1959 los trajo a Andrea y a su hermano Gerardo; tenían 16 y 18 años respectivamente. Andrea comenzó como probador de motos al tiempo que descubría la noche porteña, con sus horarios inacabables y con los personajes más pintorescos del “jet-set” autóctono. Mujeriego empedernido, años más tarde contrajo matrimonio con Dolores Blaquier, con quien tuvo 3 hijos.

Las motos quedaron de lado y se volcó hacia las cuatro ruedas: llegaron así el Alfa Romeo Giulietta de Turismo Anexo “J” con el que obtuvo varios triunfos, y el Maserati-Chevrolet de Mecánica Argentina Fórmula 1. Su velocidad innata y su conducción temeraria rápidamente lo convirtieron en uno de los preferidos del público. Nunca escatimaba nada, exigía las máquinas y las llevaba muy por encima de los límites, lo cual le ocasionó varias piñas espectaculares. En 1963 viajó a Europa para competir con un Porsche 904 GTS dentro del Campeonato Mundial de Marcas. Debutó en la Targa Fiorio y corrió en el mítico Nürburgring hasta que finalmente llegó su día de gloria en el Viejo Mundo: en pareja con Nasif Estéfano obtuvieron el primer puesto dentro de su categoría -superando incluso al equipo oficial alemán- y el cuarto lugar en la clasificación general. Sin embargo, su ímpetu a veces le jugó en contra: destruyó un Alfa Romeo en el veloz circuito de Spa-Francorchamps y en 1965, siendo piloto oficial Porsche, deshizo otro auto. Su carrera en Europa comenzaba a cerrarse, y su horizonte se vislumbraba en los circuitos argentinos.

En 1966 compitió con un Brabham-Cosworth en la temporada de Fórmula 3 Internacional y fue el mejor de los pilotos locales frente a lo más selecto que vino desde Europa. En 1967 volvió a ser parte de la temporada de Fórmula 3, al tiempo que hizo su arribo a la categoría más popular de nuestro país: el Turismo Carretera. En su segunda participación en la categoría, y a bordo del novísimo Bergantín-Chevrolet (la inolvidable “Garrafa”, bautizada así por la publicidad de Agip Gas) obtuvo un resonante triunfo en el Autódromo Municipal. Pero el TC comenzaba a mutar frente a un reglamento cada vez menos claro y más desprolijo, lo cual le dio vida al Sport Prototipo. Y hacia allí apuntó sus cañones el bravo Andrea.

Vianini compitió con éxito diverso en Turismo Carretera, en la Temporada Internacional de Fórmula 2 con un Tecno (siendo nuevamente el mejor de los pilotos argentinos) y en SP. El 4 de octubre de 1970, mientras conducía un Baufer-Chevrolet durante una competencia de Sport Prototipos en el veloz circuito de Las Flores, Andrea sufrió un terrible accidente que lo dejó cuadripléjico. Sin embargo, fiel a su estilo, siguió peleándole a la vida con el mismo espíritu con el que apretaba el acelerador. El pasado sábado 21 de mayo, en su Italia natal y a los 73 años, Andrea Vianini se despidió para siempre, pero su historia de vida y su paso por el automovilismo deportivo no se olvidarán jamás.

Letras: Adrián Vernazza

Foto: Automundo
http://atodomotor.com.ar/

Cuando sea vieja, vestiré de morado

 
Cuando sea vieja, vestiré de morado,
con un sombrero rojo que ni haga juego,
ni me quede bien,
y me gastaré el dinero de mi jubilación
en coñac y guantes de verano,
y sandalias de raso.
Y diré que no hay dinero para mantequilla.
Me sentaré en el pavimento
cuando esté cansada
y devoraré muestras de las tiendas
y oprimiré los botones de alarma
y rasparé con mi bastón los barandales de las calles.
Y compensaré la austeridad de mi lejana juventud.
Saldré a caminar bajo la lluvia en zapatillas,
y arrancaré flores de jardines ajenos
y aprenderé a escupir…
Pero, tal vez debiera practicar un poco todo eso desde ahora.
Así la gente que me conoce no se asombrará,
ni se escandalizará al ver que, de pronto,
soy vieja y me empiezo a vestir de morado.

Jenny Joseph ( Birmingham, Inglaterra, 1932). Periodista y poeta.

Colabora: Margarita Grigera

¡Soy una persona mayor!


¡Soy una persona mayor!

Constantemente se critica a las personas mayores
por no adaptarse al mundo moderno.

Sin embargo, nosotros nos responsabilizamos por todo lo que hemos hecho y no culpamos a nadie por ello.

No obstante,
después de una profunda
meditación, nos gustaría señalar que, a pesar de haber llevado
el pelo largo, de haber realizado
una revolución sexual, de habernos revelado contra los llamados
valores tradicionales y de
haber bailado con Los Beatles
y los Rolling Stones.

En efecto, soy una persona mayor ………………….Pero……

NO fuimos nosotros los que eliminamos:

La melodía de la música,
El talento y el ingenio de las creaciones artísticas,
La buena voz a la hora de cantar,
El orgullo por nuestra apariencia exterior,
La cortesía al conducir,
El romance en las relaciones amorosas,
El compromiso de la pareja,
La responsabilidad de la paternidad,
La unión de la familia,
El aprendizaje y gusto por la cultura,
El sentimiento de patriotismo,
El rechazo a la vulgaridad,

NO fuimos nosotros los que eliminamos:

La escena de la Navidad de las escuelas y ciudades,
El comportamiento intelectual,
El refinamiento del lenguaje,
La dedicación a la literatura,
La prudencia a la hora de gastar,
La ambición por lograr ser alguien en la vida
Ni tampoco sacamos a Dios del gobierno, de las escuelas y de nuestra vida.

Y por supuesto que no somos los que eliminamos
la paciencia y la tolerancia de nuestras
relaciones personales ni de nuestras interacciones
con los demás.

¡En efecto, ya soy una persona mayor!

Pero todavía puedo animar una fiesta...
incluso si sólo resisto hasta las 9 pm.

Todavía puedo abrir frascos con tapas a prueba
de niños aunque tenga que usar un martillo.

Todavía me acuerdo de llegar a mi casa...
aunque deba llevar un mapa conmigo.

Todavía duermo como un bebé en las noches...
aunque al otro día el cuerpo demore en permitir
que me levante.

¡En efecto, soy una persona mayor!

Pero todavía puedo
reírme de las críticas...
aunque a veces no pueda oír
lo que dicen de mí.

Todavía soy muy bueno
contando historias...
aunque las repita varias veces.

Pero no creas
que me he vuelto peleador,
cascarrabias ni intransigente…

Simplemente que tengo edad para
decir que hay cosas que ya
no me gustan…
Ya no me gusta la congestión de tráfico,
ni las muchedumbres,
ni la música alta,
ni los niños gritones,
ni los perros que ladran,
ni los políticos
ni tantas otras cosas
que ahora no recuerdo.


Colabora: Enrique Cuevas

Deducción Empírica


Juan estaba reparando la verja del jardín de su casa, aprovechando ese sábado tan lindo, cuando se dio cuenta que se estaba instalando un nuevo vecino en la casa de al lado.
Caballeresco y curioso, dejó las herramientas y se acercó al recién llegado, para ofrecerle su colaboración para lo que hiciese falta.
El nuevo vecino le agradeció, y se presenta como Miguel, profesor de Deducción Empírica.
Juan: '¿Deducción empírica? ¿Qué es eso?
Miguel, se sonríe y le dice que será más fácil explicárselo con un ejemplo.
Miguel:'Estoy viendo que tiene una casita para el perro. Deduzco sencillamente que tiene un perro. Si tiene un perro, es probable que tenga hijos. Si tiene hijos es normal que tenga esposa. Si tiene esposa se deduce que usted es heterosexual.
Juan: ¡Eso, ni lo dude!
Miguel: ¿Vio?
Se separan y Juan se queda pensando. Pocos instantes después se le acerca Aníbal, el vecino del otro lado de la casa.
Aníbal: Te vi hablando con el nuevo vecino. ¿Qué tal es? ¿a qué se dedica?
Juan: Parece agradable. Es Profesor de Deducción Empírica.
Aníbal: ¿Deducción Empírica? ¿Qué es eso?
Juan: Dejá que te ponga un ejemplo: ¿Vos tenés perro?
Aníbal: No.
Juan: ¡Entonces, sos PUTO!

LAS CASAS BARATAS


Corría el año 1913 y las encuestas realizadas reflejaban una realidad más que preocupante: el 80 por ciento de las familias obreras vivían en una sola pieza y el 37 por ciento carecían de instalaciones de agua corriente.
Para comenzar a revertir esta situación el Congreso promulgó, el 5 de octubre de 1915, la ley Nº 9677 que creó la Comisión Nacional de Casas Baratas por impulso del diputado Juan F. Cafferata.
Este organismo planificó la construcción de 3.000 viviendas. Por aquel entonces el país tenía por presidente a Victorino de la Plaza quien había accedido al cargo debido a la licencia por enfermedad solicitada por Roque Sáenz Peña en 1913.
A Victorino de la Plaza le sucedió Hipólito Yrigoyen. Su mandato duró hasta 1922, año en el que le sucedió Marcelo T. de Alvear. Mientras tanto, la Comisión entregaba las primeras viviendas en 1920.
La Ciudad de Buenos Aires le daba así un gran impulso e importancia al plan de Casas Baratas. Para 1941 tenía construidas 5.000, de las cuales 3.123 habían sido adjudicadas y 1.815 arrendadas.
La construcción era sencilla pero sólida, y en su diseño los arquitectos trataban de reproducir los chalets de campo de las clases acomodadas, o los que construían los ingleses en los suburbios de Buenos Aires. Una empresa francesa fue la ganadora de la licitación y la encargada por lo tanto de construir las viviendas que como novedad tecnológica presentaban el baño y la cocina en el interior de la casa. Poseían todos las comodidades de la época: agua corriente, cloacas, cocina económica de hierro que se alimentaba a leña... Hasta había un tanque de agua que se calentaba con la propia cocina brindando de esta forma agua caliente en toda la casa.
El primer barrio construido dentro del programa fue el Cafferata de Parque Chacabuco. A él le sucedió el Barrio Marcelo T. de Alvear, de Floresta, en terrenos cedidos por la sucesión de la familia Olivera.
El plan de Casas Baratas estaba dirigido y destinado a familias con hijos cuyo jefe se desempeñara en algún empleo público que dependiera del Estado Nacional.
Las condiciones de financiación eran por demás atractivas: El Banco Hipotecario Nacional le otorgaba al propietario un crédito que financiaba el 100 % del valor de la propiedad. Este crédito se pagaba fácilmente por medio de cuotas accesibles que devengaban un bajísimo interés a lo largo de los 20 o más años que permitía la financiación.
Fue tal el número de interesados que pretendían el acceso a la vivienda que tuvo que recurrirse a un sorteo para realizar la adjudicación de la unidades.
Otro barrio de Casas Baratas fue construido poco tiempo después en Floresta: El Barrio Segurola que fue construido entre 1929 y 1931, aunque la mayor parte de sus casas se ocuparon después de 1936. Sus límites eran: Mercedes, Segurola, San Julián (César Díaz) y Camarones. También el Barrio Rawson, en Agronomía, fue creado en 1934.
La ley de Casas Baratas sirvió para que las clases más humildes y desprotegidas tuvieran acceso a una vivienda digna, reconociéndoles el derecho que les asistía por el hecho simple de ser personas.
 
Colabora : Jorge Knoblauch

Piedad ante el llanto público



Casi siempre están en el transporte público. En un colectivo, de cara a la ventana, escondidos contra el vidrio. O en el subte, apuntando al piso. Disimulan el llanto como pueden. Se suenan la nariz, caretean un resfrío. Pero todos nos damos cuenta de que hay alguien que comparte ese tiempo y ese lugar con nosotros.

Ahí donde todos vamos en el trance de la rutina cotidiana a nuestros trabajos, a nuestras casas, a la normalidad, hay uno que llora. En el vagón del subte o en el micro, la sensación de incomodidad lo inunda todo.

Los que lloran en público también están en la calle, caminando. El último que me tocó ver fue a unas pocas cuadras del diario. Un pibe apoyado contra el manubrio de la bici, como derrumbado.

Lo vi venir a lo lejos y me di cuenta de que tuvo que parar, el llanto no lo dejaba seguir pedaleando. Se detuvo en Chacabuco al 1200, una calle no muy transitada, como para llorar tranquilo. Y tuve que pasar yo para molestarlo, para incomodarlo. O quizás ni me registró. La pregunta que quiero hacer, y a la vez la que siempre me hago en estos casos, es la siguiente: ¿Qué se hace con los que lloran en público? Muchas veces un llanto es un remedio, un desahogo impostergable. Un ritual privado que no siempre llega en el momento propicio. ¿Qué se hace con los que lloran en público?

Para el que lea estas líneas y alguna vez le tocó llorar en público, sepa que no supimos cómo reaccionar, pero de algún modo lo acompañamos.

Diego Geddes dgeddes@clarin.com​

Programando con mujeres


+ El año pasado cambié de la versión NOVIA 7.0 a la versión ESPOSA 1.0 y he observado que el programa al cabo de un tiempo comenzó con unos procesos inesperados de sub-rutinas, que luego fueron a mas, descargándose un programa oculto denominado HIJO 1.0 que me ocupa muchísimo espacio en el disco duro, utiliza recursos importantes y ademas ralentiza de forma alarmante el sistema operativo. 
 
+ Por otra parte, ESPOSA 1.0 se instala como residente en la memoria RAM y se arranca durante el inicio de cualquier aplicación, monitorizando todas las actividades del sistema. - Aplicaciones como: -- CERVEZA CON COMPAÑEROS 10.3 -- PARTIDA CON AMIGOS 2.5 -- CARRERAS DOMINGOS 5.0 ya no funcionan y el sistema se cae cuando intento ejecutarlas. 
 
+ De vez en cuando se abre un programa oculto (creo que es un troyano) denominado SUEGRA 1.0 que aparece cerrando varios puertos de conexiones y consigue colgar el sistema, o hacer que ESPOSA 1.0 se comporte de manera totalmente impredecible, por ejemplo, dejando de atender a cualquier comando que introduzco.
 
+ Estoy pensando en volver al programa NOVIA 7.0 pero no he podido desinstalar ESPOSA 1.0 o al menos mantenerlo minimizado. 
¿Alguien me puede ayudar? Muchas gracias, un usuario afligido. 
 
- Estimado usuario afligido, este es un motivo de queja muy común. Se debe, en la mayoria de los casos, a un error básico de concepto. Mucha gente pasa de cualquier versión de NOVIA a ESPOSA 1.0 con la idea de que es solo un programa de utilidades y entretenimiento, sin embargo ESPOSA 1.0 es un Sistema Operativo completo, diseñado para controlar todo el sistema. 
 
- Es muy poco probable que usted pueda desinstalar y eliminar los archivos del programa ESPOSA 1.0 y regresar a cualquier versión de NOVIA. 
 
- Lo mismo pasa con SUEGRA 1.0 que es una aplicación oculta que se instala en la RAM mientras ESPOSA 1.0 funciona. 
 
- Hay quienes han intentado el formateo, para luego instalar NOVIA PLUS o ESPOSA 2.0 pero terminan con mas problemas que antes (ver en el manual los capitulos "Pago de pensiones" Mantenimiento de hijos") 
 
- Considere la posibilidad de instalar algún software adicional para mejorar el rendimiento de ESPOSA 1.0 . Son recomendables, PedirPerdón.Exe, Flores 5.0, Joyas 2.3. También puede usar Loquetudigas 9.7 y evite el uso excesivo de la tecla "ESC" 
 
- JAMAS instale programas como AMIGUITA 1.1 o JUERGACONAMIGOS 4.1 . Estos programas no funcionan bajo ESPOSA 1.0 y es muy probable que causen daños irreversibles al sistema operativo. 
 
Mucha suerte.

Despidiendo a Cora Cané


Por Alberto Amato

Murió la periodista y poeta Cora Cané, que durante cincuenta y siete años escribió en este diario, con arte singular, con fina ironía y con lúcida concisión el tradicional Clarín Porteño, una ventanita de esperanza y de ánimo que en más de medio siglo fue faro y guía de sus muchos y apasionados lectores.

Cora, y ese fue uno de sus grandes méritos, hizo de aquella ventanita, un ladrillito de cuatro columnas por unos pocos centímetros de alto, un ventanal para mirar el mundo y para mirarnos en él. Alentó la voluntad de la gente, templó su espíritu, tendió su mano abierta siempre, regaló poesía, sabiduría y regocijo; fue generosa y apasionada, entusiasta y pujante, condiciones todas que incluía de alguna manera en los textos breves de su Clarín Porteño y en sus inolvidables mini secciones: Lo importante, Oído al pasar y Coplas del amanecer, entre tantas otras.

En 2014, a los 91 años (“pero parezco de noventa”, bromeaba) se sintió un poco cansada: sus ojos, que habían ganado en hondura, ya no le dejaban ver en la superficie las letras de su vieja y amada máquina de escribir; dictaba sus columnas a su nieta, sin dejar fascinarse demasiado por el portento inverosímil de la computadora. Supo entonces que era hora de decir adiós, anunció que dejaba de escribir la sección y en diciembre de ese año se despidió, serena, sin dramas, sin llantos, con experta pluma, de lo que fue su vida entera.

Creyó, y lo dijo, y le creímos por cierto, que su misión había sido cumplida. Le dijo a sus miles de lectores, de los que guardaba miles de cartas, lo que ellos ya sabían por imperio de aquella ventanita de esperanza: “Les dejo mi corazón”. Agradeció las muestras múltiples y ruidosas del afecto de sus colegas, muchos podían ser sus nietos, y se marchó al inquietante exilio de los periodistas en retiro. Todo duró nada. Su irremplazable espacio de todas las mañanas fue ocupado por Pasiones Argentinas y a su editor, Osvaldo Pepe, llamó Cora una mañana para rogarle le permitiera escribir esos mil quinientos caracteres que serían para ella savia y sangre. Suplicó, y obtuvo, con la insistencia, los nervios, el entusiasmo y la expectativa de una chica principiante. Esos quilates calzaba la maestra que hemos perdido.

María Cora Bertolé nació en Rosario en 1923. Muy joven, adolescente, llegó a Buenos Aires y empezó en el periodismo en la revista El Hogar, donde publicó sus primeros cuentos y poemas. Se casó con el poeta Luis Cané (“Luis era más grande que yo”, confesó con coquetería en 2014) editor de Clarín desde su fundación en 1945 y a cargo de la ventanita que entonces se llamaba Notas del Amanecer. “Cuando Luis se enfermó – contaba Cora en los días de su adiós- yo empecé a escribir la sección. Se suponía que era un secreto. Pero dos meses después de morir Luis, en 1957, Roberto Noble me llamó y me dijo ‘bueno Cora, la sección es suya'. Y me la dejó con todos los beneficios de Luis: sueldo, categoría y antigüedad”.

El primero de los Clarín Porteño de Cora Cané apareció el 29 de mayo de 1957 y Cora se incorporó así a la redacción de Clarín que transitaban también Raúl González Tuñón, el poeta José Portogallo, José de Tomas y Edmundo Guibourg, entre tantos otros. El periodismo, un territorio casi vedado a las mujeres en la mitad del siglo XX, fue su profesión para siempre. Clarín Porteño era su cuota diaria y anónima, pero Cora trabajó en varias de las secciones del diario. Una foto que lució en la que fue su casa del Barrio Norte, la mostraba joven y bella junto al entonces presidente Arturo Illia, en un reportaje pactado en media hora y que duró más de cuatro, almuerzo incluido. Cora gustaba recordar que el Presidente la mandó a su casa en su coche y escoltada por motociclistas de la Federal.

Fue productora de los almuerzos de Mirtha Legrand y trabajó en las radios Excelsior, Belgrano, Splendid y Municipal; nunca olvidó su otra pasión, la literatura, y escribió más de una decena de libros de cuentos, poemas y ensayos entre los que destacan La Obsesión, Esplendores y agonías, Espectros a la hora de jugar, Historias con fantasmas y La ciudad distante. Fue miembro de la Sociedad Argentina de Escritores, de la Academia Nacional de Periodismo y miembro emérito de la Academia Porteña del Lunfardo, lenguaje del que no hacía gala pero que manejaba con prolija exactitud.

Amante de los animales, luchó hasta conseguir que el 2 de junio de cada año se celebre el Día Nacional del Perro, en recuerdo y homenaje a “Chonino”, un ovejero alemán de la Policía que murió en 1982 cuando intentó salvar a su dueño.

Con su salud ya un poco desobediente (“tengo EPOC porque fumé como una bestia toda mi vida, aunque ahora hace treinta y cuatro años que no fumo”) gustaba recordar una época y un periodismo que la marcaron para siempre pero que no le impidieron adaptarse a los cambios, bruscos, broncos, ásperos a menudo, que la profesión sufrió en las últimas décadas.

Cora, que a lo largo de su vida periodística escribió más de veinte mil columnas sólo en Clarín Porteño, solía decir que su sección no tenía receta: “Vi pasar ciclos, gobiernos, caer a quienes no se iban a ir nunca. Mi idea siempre fue la de no herir a otro, la de no usar un medio para crearle a otro una situación incómoda. No estuve fuera de la realidad, pero siempre dejé una puerta abierta para que el tipo que me lee a la mañana no se deprima”.

Solía decir, con humor, que pertenecía a una época en la que la profesión se hacía sin Internet, sin grabadores, en tranvía y con elementos de nombres ya olvidados como linotipo, tipómetro, rama, teletipo y galerada.

Aquella ventanita que durante cincuenta y siete años y de su mano fue Clarín Porteño, ahora sí se ha cerrado para siempre. Alguna vez Cora dijo: “Yo sigo adelante hasta que las velas no ardan”. Y su vida se extinguió, como ella quería, con la tenue discreción de una vela. Como a Borges, sólo nos queda el goce de estar tristes y aquel corazón que Cora nos confió el día que empezó a decir adiós.

Las reglas masculinas


Siempre escuchamos “las reglas”desde el punto de vista femenino. Aquí van “las reglas”desde el punto de vista masculino.
Estas son nuestras reglas:
Tomen nota… todas las reglas tienen el número “1”. Esto está hecho A PROPOSITO!!!
1.- Los pechos y trasero son para mirarlos y eso es lo que hacemos. No traten de cambiarlo.
1.- Apredan a manejar la tapa del inodoro. Ya son adultas. Si está arriba, bájenla! Nosotros la necesitamos arriba, ustedes abajo. No nos escuchan que aleguemos porque ustedes la dejan abajo, ¿verdad?
1.- Sábado = Deportes. Es como la luna llena o las mareas. Acéptenlo.
1.- Ir de compras NO es un deporte. Y no, nunca vamos a pensar que lo es.
1.- Expresen claramente lo que quieren. Permítanos ser claros en esto:
Indirectas sutiles no funcionan!
Indirectas claras no funcionan!
Indirectas obvias no funcionan!
SIMPLEMENTE PÍDANLO!
1.- "SI” y “NO” son respuestas perfectamente aceptables para casi todas las preguntas.
1.- Vengan a nosotros con sus problemas sólo si quieren ayuda para resolverlos. Eso es lo que los hombres hacemos. Para comprensión o compasión, usen a sus amigas . Para eso están.
1.- Un dolor de cabeza que dura 3 meses es claramente un problema de salud. Vayan a ver al doctor!!
1.- Cualquier cosa que dijimos hace 6 meses no es admisible en una discusión. Es más, todos nuestros comentarios quedan obsoletos y nulos después de 7 días.
1.- Si creen que están gordas, lo más seguro es que lo estén. No nos pregunten a nosotros.
1.- Si algo que dijimos puede ser interpretado de dos maneras distintas y una de ellas las ponen tristes o enojadas, lo quisimos decir de la otra manera.
1.- Nos pueden pedir que hagamos algo o decirnos cómo quieren que lo hagamos.
No ambas cosas.
Si ya saben la mejor manera de hacerlo, háganlo ustedes mismas!!
1.- Tanto cómo sea posible, por favor díganos cualquier cosa que nos quieran decir durante los comerciales.
1.- Cristobal Colón no necesito direcciones para llegar. Nosotros Tampoco.
1.- Los hombres vemos en sólo 16 colores. Tal como la configuración básica de Windows.
Damasco, por ejemplo, es una fruta. Guinda, también.
Y no tenemos idea que es rosa malva.
1.- Si nos pica, nos rascamos. Es nuestro derecho.
1.- Si les preguntamos que les pasa y nos dicen “nada”, actuaremos cómo si todo está bien. Sabemos que están mintiendo pero simplemente no vale la pena molestarnos.
1.- Si nos hacen una pregunta que no quieren que les contestemos, esperen una respuesta que no quieren oir.
1.- Cuando tenemos que ir a alguna parte, cualquier cosa que se pongan está bien. En serio.
1.- No nos pregunten en que estamos pensando a menos que estén preparadas para discutir temas tales como:
Sexo,
Deportes, o
Autos
1.- Tienen ropa suficiente.
1.- Tienen muchos zapatos.
1.- Estamos en forma. Redondo es una forma.
1.- Gracias por darte el tiempo de leer esto. Si, ya se que hoy tendré que dormir en el sofá. Pero, sabías que a los hombres realmente no les importa? Es cómo ir de camping.

El hombrecito del azulejo



[Cuento. Texto completo.]
Manuel Mujica Láinez


Los dos médicos cruzan el zaguán hablando en voz baja. Su juventud puede más que sus barbas y que sus levitas severas, y brilla en sus ojos claros. Uno de ellos, el doctor Ignacio Pirovano, es alto, de facciones resueltamente esculpidas. Apoya una de las manos grandes, robustas, en el hombro del otro, y comenta:

-Esta noche será la crisis.

-Sí -responde el doctor Eduardo Wilde-; hemos hecho cuanto pudimos.

-Veremos mañana. Tiene que pasar esta noche... Hay que esperar...

Y salen en silencio. A sus amigos del club, a sus compañeros de la Facultad, del Lazareto y del Hospital del Alto de San Telmo, les hubiera costado reconocerles, tan serios van, tan ensimismados, porque son dos hombres famosos por su buen humor, que en el primero se expresa con farsas estudiantiles y en el segundo con chisporroteos de ironía mordaz.

Cierran la puerta de calle sin ruido y sus pasos se apagan en la noche. Detrás, en el gran patio que la luna enjalbega, la Muerte aguarda, sentada en el brocal del pozo. Ha oído el comentario y en su calavera flota una mueca que hace las veces de sonrisa. También lo oyó el hombrecito del azulejo.

El hombrecito del azulejo es un ser singular. Nació en Francia, en Desvres, departamento del Paso de Calais, y vino a Buenos Aires por equivocación. Sus manufactureros, los Fourmaintraux, no lo destinaban aquí, pero lo incluyeron por error dentro de uno de los cajones rotulados para la capital argentina, e hizo el viaje, embalado prolijamente el único distinto de los azulejos del lote. Los demás, los que ahora lo acompañan en el zócalo, son azules corno él, con dibujos geométricos estampados cuya tonalidad se deslíe hacia el blanco del centro lechoso, pero ninguno se honra con su diseño: el de un hombrecito azul, barbudo, con calzas antiguas, gorro de duende y un bastón en la mano derecha. Cuando el obrero que ornamentaba el zaguán porteño topó con él, lo dejó aparte, porque su presencia intrusa interrumpía el friso; mas luego le hizo falta un azulejo para completar y lo colocó en un extremo, junto a la historiada cancela que separa zaguán y patio, pensando que nadie lo descubriría. Y el tiempo transcurrió sin que ninguno notara que entre los baldosines había uno, disimulado por la penumbra de la galería, tan diverso. Entraban los lecheros, los pescadores, los vendedores de escobas y plumeros hechos por los indios pampas; depositaban en el suelo sus hondos canastos, y no se percataban del menudo extranjero del zócalo. Otras veces eran las señoronas de visita las que atravesaban el zaguán y tampoco lo veían, ni lo veían las chinas crinudas que pelaban la pava a la puerta aprovechando la hora en que el ama rezaba el rosario en la Iglesia de San Miguel. Hasta que un día la casa se vendió y entre sus nuevos habitantes hubo un niño, quien lo halló de inmediato.

Ese niño, ese Daniel a quien la Muerte atisba ahora desde el brocal, fue en seguida su amigo. Le apasionó el misterio del hombrecito del azulejo, de ese diminuto ser que tiene por dominio un cuadrado con diez centímetros por lado, y que sin duda vive ahí por razones muy extraordinarias y muy secretas. Le dio un nombre. Lo llamó Martinito, en recuerdo del gaucho don Martín que le regaló un petiso cuando estuvieron en la estancia de su tío materno, en Arrecifes, y que se le parece vagamente, pues lleva como él unos largos bigotes caídos y una barba en punta y hasta posee un bastón hecho con una rama de manzano.

-¡Martinito! ¡Martinito!

El niño lo llama al despertarse, y arrastra a la gata gruñona para que lo salude. Martinito es el compañero de su soledad. Daniel se acurruca en el suelo junto a él y le habla durante horas, mientras la sombra teje en el suelo la minuciosa telaraña de la cancela, recortando sus orlas y paneles y sus finos elementos vegetales, con la medialuna del montante donde hay una pequeña lira.

Martinito, agradecido a quien comparte su aislamiento, le escucha desde su silencio azul, mientras las pardas van y vienen, descalzas, por el zaguán y por el patio que en verano huele a jazmines del país y en invierno, sutilmente, al sahumerio encendido en el brasero de la sala.

Pero ahora el niño está enfermo, muy enfermo. Ya lo declararon al salir los doctores de barba rubia. Y la Muerte espera en el brocal.

El hombrecito se asoma desde su escondite y la espía. En el patio lunado, donde las macetas tienen la lividez de los espectros, y los hierros del aljibe se levantan como una extraña fuente inmóvil, la Muerte evoca las litografías del mexicano José Guadalupe Posada, ese que tantas "calaveras, ejemplos y corridos" ilustró durante la dictadura de Porfirio Díaz, pues como en ciertos dibujos macabros del mestizo está vestida como si fuera una gran señora, que por otra parte lo es.

Martinito estudia su traje negro de revuelta cola, con muchos botones y cintas, y la gorra emplumada que un moño de crespón sostiene bajo el maxilar y estudia su cráneo terrible, más pavoroso que el de los mortales porque es la calavera de la propia Muerte y fosforece con verde resplandor. Y ve que la Muerte bosteza.

Ni un rumor se oye en la casa. El ama recomendó a todos que caminaran rozando apenas el suelo, como si fueran ángeles, para no despertar a Daniel, y las pardas se han reunido a rezar quedamente en el otro patio, en tanto que la señora y sus hermanas lloran con los pañuelos apretados sobre los labios, en el cuarto del enfermo, donde algún bicho zumba como si pidiera silencio, alrededor de la única lámpara encendida.

Martinito piensa que el niño, su amigo, va a morir, y le late el frágil corazón de cerámica. Ya nadie acudirá cantando a su escondite del zaguán; nadie le traerá los juguetes nuevos, para mostrárselos y que conversen con él. Quedará solo una vez más, mucho más solo ahora que sabe lo que es la ternura.

La Muerte, entretanto, balancea las piernas magras en el brocal poliédrico de mármol que ornan anclas y delfines. El hombrecito da un paso y abandona su cuadrado refugio. Va hacia el patio, pequeño peregrino azul que atraviesa los hierros de la cancela asombrada, apoyándose en el bastón. Los gatos a quienes trastorna la proximidad de la Muerte, cesan de maullar: es insólita la presencia del personaje que podría dormir en la palma de la mano de un chico; tan insólita como la de la enlutada mujer sin ojos. Allá abajo, en el pozo profundo, la gran tortuga que lo habita adivina que algo extraño sucede en la superficie, y saca la cabeza del caparazón.

La Muerte se hastía entre las enredaderas tenebrosas, mientras aguarda la hora fija en que se descalzará los mitones fúnebres para cumplir su función. Desprende el relojito que cuelga sobre su pecho fláccido y al que una guadaña sirve de minutero, mira la hora y vuelve a bostezar. Entonces advierte a sus pies al enano del azulejo, que se ha quitado el bonete y hace una reverencia de Francia.

-Madame la Mort...

A la Muerte le gusta, súbitamente, que le hablen en francés. Eso la aleja del modesto patio de una casa criolla perfumada con alhucema y benjuí; la aleja de una ciudad donde, a poco que se ande por la calle, es imposible no cruzarse con cuarteadores y con vendedores de empanadas. Porque esta Muerte, la Muerte de Daniel, no es la gran Muerte, como se pensará, la Muerte que las gobierna a todas, sino una de tantas Muertes, una Muerte de barrio, exactamente la Muerte del barrio de San Miguel en Buenos Aires, y al oírse dirigir la palabra en francés, cuando no lo esperaba, y por un caballero tan atildado, ha sentido crecer su jerarquía en el lúgubre escalafón. Es hermoso que la llamen a una así: "Madame la Mort." Eso la aproxima en el parentesco a otras Muertes mucho más ilustres, que sólo conoce de fama, y que aparecen junto al baldaquino de los reyes agonizantes, reinas ellas mismas de corona y cetro, en el momento en que los embajadores y los príncipes calculan las amarguras y las alegrías de las sucesiones históricas.

-Madame la Mort...

La Muerte se inclina, estira sus falanges y alza a Martinito. Lo deposita, sacudiéndose como un pájaro, en el brocal.

-Al fin -reflexiona la huesuda señora- pasa algo distinto.

Está acostumbrada a que la reciban con espanto. A cada visita suya, los que pueden verla -los gatos, los perros, los ratones- huyen vertiginosamente o enloquecen la cuadra con sus ladridos, sus chillidos y su agorero maullar. Los otros, los moradores del mundo secreto -los personajes pintados en los cuadros, las estatuas de los jardines, las cabezas talladas en los muebles, los espantapájaros, las miniaturas de las porcelanas- fingen no enterarse de su cercanía, pero enmudecen como si imaginaran que así va a desentenderse de ellos y de su permanente conspiración temerosa. Y todo, ¿por qué?, ¿porque alguien va a morir?, ¿y eso? Todos moriremos; también morirá la Muerte.

Pero esta vez no. Esta vez las cosas acontecen en forma desconcertante. El hombrecito está sonriendo en el borde del brocal, y la Muerte no ha observado hasta ahora que nadie le sonriera. Y hay más. El hombrecito sonriente se ha puesto a hablar, a hablar simplemente, naturalmente, sin énfasis, sin citas latinas, sin enrostrarle esto o aquello y, sobre todo, sin lágrimas. Y ¿qué le dice?

La Muerte consulta el reloj. Faltan cuarenta y cinco minutos.

Martinito le dice que comprende que su misión debe ser muy aburrida y que si se lo permite la divertirá, y antes que ella le responda, descontando su respuesta afirmativa, el hombrecito se ha lanzado a referir un complicado cuento que transcurre a mil leguas de allí, allende el mar, en Desvres de Francia. Le explica que ha nacido en Desvres, en casa de los Fourmaintraux, los manufactureros de cerámica. "rue de Poitiers", y que pudo haber sido de color cobalto, o negro, o carmín oscuro, o amarillo cromo, o verde, u ocre rojo, pero que prefiere este azul de ultramar. ¿No es cierto? N'est-ce pas? Y le confía cómo vino por error a Buenos Aires y, adelantándose a las réplicas, dando unos saltitos graciosos, le describe las gentes que transitan por el zaguán: la parda enamorada del carnicero; el mendigo que guarda una moneda de oro en la media; el boticario que ha inventado un remedio para la calvicie y que, de tanto repetir demostraciones y ensayarlo en sí mismo, perdió el escaso pelo que le quedaba; el mayoral del tranvía de los hermanos Lacroze, que escolta a la señora hasta la puerta, galantemente, "comme un gentilhomme", y luego desaparece corneteando...

La Muerte ríe con sus huesos bailoteantes y mira el reloj. Faltan treinta y tres minutos.

Martinito se alisa la barba en punta y, como Buenos Aires ya no le brinda tema y no quiere nombrar a Daniel y a la amistad que los une, por razones diplomáticas, vuelve a hablar de Desvres, del bosque trémulo de hadas, de gnomos y de vampiros, que lo circunda, y de la montaña vecina, donde hay bastiones ruinosos y merodean las hechiceras la noche del sábado. Y habla y habla. Sospecha que a esta Muerte parroquial le agradará la alusión a otras Muertes más aparatosas, sus parientas ricas, y le relata lo que sabe de las grandes Muertes que entraron en Desvres a caballo, hace siglos, armadas de pies a cabeza, al son de los curvos cuernos marciales, "bastante diferentes, n'est-ce pas, de la corneta del mayoral del tránguay", sitiando castillos e incendiando iglesias, con los normandos, con los ingleses, con los borgoñones.

Todo el patio se ha colmado de sangre y de cadáveres revestidos de cotas de malla. Hay desgarradas banderas con leopardos y flores de lis, que cuelgan de la cancela criolla; hay escudos partidos junto al brocal y yelmos rotos junto a las rejas, en el aldeano sopor de Buenos Aires, porque Martinito narra tan bien que no olvida pormenores. Además no está quieto ni un segundo, y al pintar el episodio más truculento introduce una nota imprevista, bufona, que hace reír a la Muerte del barrio de San Miguel, como cuando inventa la anécdota de ese general gordísimo, tan temido por sus soldados, que osó retar a duelo a Madame la Mort de Normandie, y la Muerte aceptó el duelo, y mientras éste se desarrollaba ella produjo un calor tan intenso que obligó a su adversario a despojarse de sus ropas una a una, hasta que los soldados vieron que su jefe era en verdad un individuo flacucho, que se rellenaba de lanas y plumas, como un almohadón enorme, para fingir su corpulencia.

La Muerte ríe como una histérica, aferrada al forjado coronamiento del aljibe.

-Y además... -prosigue el hombrecito del azulejo.

Pero la Muerte lanza un grito tan siniestro que muchos se persignan en la ciudad, figurándose que un ave feroz revolotea entre los campanarios. Ha mirado su reloj de nuevo y ha comprobado que el plazo que el destino estableció para Daniel pasó hace cuatro minutos. De un brinco se para en la mitad del patio, y se desespera. ¡Nunca, nunca había sucedido esto, desde que presta servicios en el barrio de San Miguel! ¿Qué sucederá ahora y cómo rendirá cuentas de su imperdonable distracción? Se revuelve, iracunda, trastornando el emplumado sombrero y el moño, y corre hacia Martinito. Martinito es ágil y ha conseguido, a pesar del riesgo y merced a la ayuda de los delfines de mármol adheridos al brocal, descender al patio, y escapa como un escarabajo veloz hacia su azulejo del zaguán. La Muerte lo persigue y lo alcanza en momentos en que pretende disimularse en la monotonía del zócalo. Y lo descubre, muy orondo, apoyado en el bastón, espejeantes las calzas de caballero antiguo.

-Él se ha salvado -castañetean los dientes amarillos de la Muerte-, pero tú morirás por él.

Se arranca el mitón derecho y desliza la falange sobre el pequeño cuadrado, en el que se diseña una fisura que se va agrandando; la cerámica se quiebra en dos trozos que caen al suelo. La Muerte los recoge, se acerca al aljibe y los arroja en su interior, donde provocan una tos breve al agua quieta y despabilan a la vieja tortuga ermitaña. Luego se va, rabiosa, arrastrando los encajes lúgubres. Aun tiene mucho que hacer y esta noche nadie volverá a burlarse de ella.

Los dos médicos jóvenes regresan por la mañana. En cuanto entran en la habitación de Daniel se percatan del cambio ocurrido. La enfermedad hizo crisis como presumían. El niño abre los ojos, y su madre y sus tías lloran, pero esta vez es de júbilo. El doctor Pirovano y el doctor Wilde se sientan a la cabecera del enfermo. Al rato, las señoras se han contagiado del optimismo que emana de su buen humor. Ambos son ingeniosos, ambos están desprovistos de solemnidad, a pesar de que el primero dicta la cátedra de histología y anatomía patológica y de que el segundo es profesor de medicina legal y toxicología, también en la Facultad de Buenos Aires. Ahora lo único que quieren es que Daniel sonría. Pirovano se acuerda del tiempo no muy lejano en que urdía chascos pintorescos, cuando era secretario del disparatado Club del Esqueleto, en la Farmacia del Cóndor de Oro, y cambiaba los letreros de las puertas, robaba los faroles de las fondas y las linternas de los serenos, echaba municiones en las orejas de los caballos de los lecheros y enseñaba insolencias a los loros. Daniel sonríe por fin y Eduardo Wilde le acaricia la frente, nostálgico, porque ha compartido esa vida de estudiantes felices, que le parece remota, soñada, irreal.

Una semana más tarde, el chico sale al patio. Alza en brazos a la gata gris y se apresura, titubeando todavía, a visitar a su amigo Martinito. Su estupor y su desconsuelo corren por la casa, al advertir la ausencia del hombrecito y que hay un hueco en el lugar del azulejo extraño. Madre y tías, criadas y cocinera, se consultan inútilmente. Nadie sabe nada. Revolucionan las habitaciones, en pos de un indicio, sin hallarlo. Daniel llora sin cesar. Se aproxima al brocal del aljibe, llorando, llorando, y logra encaramarse y asomarse a su interior. Allá dentro todo es una fresca sombra y ni siquiera se distingue a la tortuga, de modo que menos aun se ven los fragmentos del azulejo que en el fondo descansan. Lo único que el pozo le ofrece es su propia imagen, reflejada en un espejo oscuro, la imagen de un niño que llora.

El tiempo camina, remolón, y Daniel no olvida al hombrecito. Un día vienen a la casa dos hombres con baldes, cepillos y escobas. Son los encargados de limpiar el pozo, y como en cada oportunidad en que cumplen su tarea, ese es día de fiesta para las pardas, a quienes deslumbra el ajetreo de los mulatos cantores que, semidesnudos, bajan a la cavidad profunda y se están ahí largo espacio, baldeando y fregando. Los muchachos de la cuadra acuden. Saben que verán a la tortuga, quien sólo entonces aparece por el patio, pesadota, perdida como un anacoreta a quien de pronto trasladaran a un palacio de losas en ajedrez. Y Daniel es el más entusiasmado, pero algo enturbia su alegría, pues hoy no le será dado, como el año anterior, presentar la tortuga a Martinito. En eso cavila hasta que, repentinamente, uno de los hombres grita, desde la hondura, con voz de caverna:

-¡Ahí va algo, abarájenlo!

Y el chico recibe en las manos tendidas el azulejo intacto, con su hombrecito en el medio; intacto, porque si un enano francés estampado en una cerámica puede burlar a la Muerte, es justo que también puedan burlarla las lágrimas de un niño.

FIN

El carrito de rulemanes


Al atardecer se sumaban uno tras otro los ruidos de coleadas, chispas y risas. Era la mejor hora para que las diminutas brasas desprendidas por el acero resplandecieran con su mayor fulgor para que todos, amigos y noviecitas, las vieran y se maravillaran.
Recuerdo que a los trece o catorce lo que todo pibe quería era una Siambreta sin carenado. Era la moda y se las veía por todos lados como la evolución inevitable de cualquier ciclista. Claro que no abundaban los padres que permitieran que sus hijos manejaran esos pequeños patines del diablo, sobre todo por ser ilegales para la edad.
En cambio entre los diez y los doce uno se entretenía con el ruido, la velocidad y las chispas que largaban los queridos carritos con rulemanes o kartings del subdesarrollo. 
Si te tocaba un papá mecánico seguramente conseguirías ejes de hierro y rulemanes SKF nuevos para colocar. Todo unido por una tabla simple de pino donde posar las asentaderas y un amigo que nos arrastrara con su bicicleta, una barranca pronunciada para largarse u otro amigo que nos empujara con todas sus fuerzas hasta hacerlo colear.


Las carreras por lo general se armaban en aquellos lugares donde el asfalto cubría alguna colina y la bajada nos hacía levantar velocidad, que según se aprovechara gracias a la destreza del conductor, nos llevaría a ganar la competencia o lo que era más probable, llegar cola de perro.

Cuando nuestro entorno se caracterizaba por el paisaje llano, no quedaba otra que la asistencia de algún amigo en bici o uno de a pie que nos empujara por la espalda esperando su turno al volante.

Mi carrito fue obra de mi viejo quién en su fábrica no sólo preparó dos ejes de hierro plano de una pulgada, sino que les agregó en cada extremo hierros circulares que calzaban perfectamente en el centro del rulemán. La tabla era simple y tenía una forma  más delgada en la parte frontal para que el ángulo de torsión del eje me permitiera hacer curvas tan cerradas como para que las chispas iluminaran toda la noche suburbana ( los cuadrado como los de las fotos y planos que acompaño no podían hacerlo)


Ésta característica de mi rodado pintado de negro y rojo pudo ser la que terminara con mi vida. En cierta oportunidad y mientras caía la tarde, nos encontrábamos mi amigo Daniel y yo haciendo coleadas en la recta donde se encontraba mi casa. En uno u otro sentido tomábamos velocidad por no menos de veinte o treinta metros hasta que nuestro amigo nos soltara y pegáramos una curva cerrada que derrapara las ruedas traseras con estruendoso ruido.

En algún momento Daniel no me soltaba y yo, en medio del ruido de los rodamientos de acero, le comencé a gritar que me largara. El decía que no podía y alguna otra frase que yo no podía escuchar, hasta que le grité que no jodiera, que yo sabía lo que hacía.

Al girar me dí cuenta que mi amigo tenía razón, y aunque ahora lo siga recordando en cámara lenta, es posible que en no más de cinco segundos pasara de la diversión a la posibilidad de perder la vida. Una pareja de abuelos circulaba tras de mí en un Renault Gordini celeste claro que a medida que observavan mi trayectoria de colisión inminente disminuía la velocidad y se orillaba hacia la izquierda. Yo no tenía frenos y la sorpresa sólo dejó que avanzara y tirando mi cuerpo hacia atrás terminara bajo la trompa del auto que felizmente había logrado parar. Las ruedas delanteras rozaron mi costado, pero tan pronto como había parado yo ya me encontraba corriendo a casa con el carrito bajo el brazo, pidiendo disculpas a los abuelos que ni siquiera me retaron. Don Enrique, un vecino que nunca en su vida me había hablado, atinó a decirme - Si se entera tu papá te mata- sin darse cuenta que justamente él sería el que más culpable se sentiría por haberme fabricado ese hermoso juguete .
En la actualidad se siguen desarrollando carreras de carritos en sitios que se podrían llamar "La Meca" de dicha competición. Río Ceballos en la provincia de Córdoba era hasta hace poco el principal de ellos, mientras que algunas escuelas siguen realizando competencias de graduados que ya de niños no les queda nada.


Tal vez usted pueda fabricarle uno a su hijo o ayudarlo a hacerlo, pero como van las cosas va a necesitar incluirle una tablet para que algunos se motiven a correrlos.
Los tiempos cambian en algunos lugares más que en otros, así que si le interesa le dejo las instrucciones de uno de tabla cuadrada, que le aconsejo lo modifique para que se parezca al de la siguiente foto, uno muy parecido al que era de mi propiedad.


Según nos explicaba un tal Meteoro en 1975: "Para poder hacer un carrito de rulemanes como se debe, hay que conseguir varios elementos. El primero de estos debe ser una tabla de 60 centímetros de largo, por unos 30 ó 35 de ancho y que tenga un grosor de unos 3 centímetros. Luego, por supuesto los elementos que le dan nombre a este pequeño transporte: los rulemanes. Estos deben ser cuatro y conviene que haya dos bastante grandes y dos más pequeños. El resto, se compone de: una tabla más pequeña para usar como asiento, los "ejes" donde van a ir colocados los rulemanes, un largo palo (el de escoba es ideal), cerca de un metro de soga fina o mejor cordel de nylon, y clavos y tornillos de varias medidas en cantidad, así como algunos listones de madera (de varios largos y unos 3 cm de lado).


Con los elementos en nuestras manos, lo primero que debemos hacer es "'clavar" los rulemanes en sus ejes. Para ello buscamos entre los listones de madera que tenemos dos (de 50 ó 55 cm de largo) que afinados en sus extremos con un cuchillo y con mucho cuidado se puedan poner firmemente en el agujero que tienen los rulemanes. Los rulemanes deben ir colocados en pareja, los dos más pequeños en el mismo eje y los otros, en el restante. El largo total de los ejes armados debe ser de 50 ó 55 cm.

Una vez hecho esto, tenemos que agujerear la tabla grande, la que perforaremos a unos 5 cm de uno de sus bordes y exactamente en la mitad de su ancho. El agujero debe ser de un centímetro, y otro similar debemos hacer en el eje de los rulemanes chicos.

Realizado esto comenzamos el armado. Primero debemos colocar el eje delantero. Haciendo combinar los dos agujeros, el del eje y el de la tabla, colocamos un tornillo que vaya justo y cuya tuerca quede hacia el lado de la tabla (arriba). En este momento ustedes podrán ver que el eje se mueve hacia ambos lados. El trasero se coloca más fácil, simplemente se lo clava; o atornilla a unos 5 cm del borde de la tabla.


Prácticamente ya está listo, lo único que falta son detalles. Uno de éstos es la colocación de la soga o cordel sobre los dos extremos del eje delantero (lo más cerca posible de los rulemanes). Luego clavamos la tabla que nos ha de servir de asiento y le instalamos un práctico "freno", que se puede hacer atornillando una de las varillas en uno de los costados de la tabla grande de modo que cuando la movamos hacia atrás, ésta toque en el suelo y detenga la marcha. El palo largo (de escoba vieja) que les nombré al comienzo es para que alguno nos empuje apoyándolo sobre la tabla-asiento.

Instalados en nuestro flamante "carri-coche" tomamos la soguita y cuando nos empujan, con ella lo manejamos a voluntad. Antes de terminar queremos aclararles algo, los rulemanes más chicos siempre deben ir en el eje delantero, de esa manera nos resultará más fácil el movimiento de manejo. Tanto estos rulemanes como los traseros deben ser, de vez en cuando, lubricados con aceite (es ideal el que mamá utiliza en su máquina de coser)".

No me diga que no es un hermoso proyecto como para encarar con su hijo. Pero eso sí, hágalo lo más grande posible porque seguro que va a querer subirse usted también.

Taluego.

El mejor vendedor del planeta...?


Un hombre va a solicitar trabajo en una supertienda moderna de la capital. Lo entrevista el gerente de personal y le pregunta:
—¿Tiene experiencia en ventas?
—Si señor, trabajé vendiendo ropa...
El gerente decide hacerle una prueba así que le dice:
—Ven a trabajar mañana a las 9 A. M. trabajas todo el día y en la tarde te hago una evaluación para saber si quedas contratado o no.
Efectivamente el hombre al otro día trabaja toda la jornada y al final el jefe llega a hacerle la evaluación y pregunta:
—Bien, ¿cuantas ventas hiciste?
—Solo una señor...
—¿Una nada más? —Exclama el gerente —. Muy mal, muy mal... ¿Y de cuanto fue esa venta?
— De US$75.000 a un cliente, señor...
—¿US$75.000, pero que le vendiste?
—Pues vera usted señor, primero le vendí un anzuelo pequeño, después le vendí una caja completa de anzuelos, y enseguida le vendí una nueva caña de pescar. Luego le pregunté que a donde iría a pescar, y me dijo que al Lago Grande. Le informé que que para la época actual el Lago Grande debería estar algo turbulento, así que sería mejor tener un buen bote, y le sugerí uno con doble motor fuera de borda. Me dijo que tal vez su auto no podría con el bote, entonces lo llevé a la sección de autos y le vendí una Explorer 4X4 con el equipo necesario...
El jefe muy impresionado con el nuevo vendedor, le pregunta:
—¿Dices que el tipo vino a comprar un anzuelo y tú le vendiste un bote y una 4X4?
El joven vendedor tímidamente corrige a su jefe diciendo:
—¡No, no señor!... El cliente vino a comprar tampones para su mujer, y yo le dije: "Amigo ya se le jodió el fin de semana... ¿PORQUÉ NO SE VA DE PESCA?"

La mujer y Dios


Un día, una ama de casa buscaba leña para su cocina , estaba cerca del río, cortando una rama de un árbol caído, cuando se le escapo el hacha de las manos y fue a parar al fondo del río.
La mujer suplicó a Dios y Él apareció.
Le preguntó:
—¿Por qué estas llorando mujer?
La mujer respondió que su hacha se había caído al río.
Dios entro al río, saco un hacha de oro y le pregunto a la mujer:
—¿Es esta tu hacha?
La noble mujer respondió:
—NO, Dios no es ésa.
Dios entro nuevamente y saco del río un hacha de plata y volvió a preguntar:
— Esta es tu hacha, mujer?
—No, respondió la mujer…
Dios volvió nuevamente al río y saco un hacha de fierro y madera y nuevamente preguntó:
—¿Es está tu hacha?
—Sí respondió ella, ésa es...
Dios estaba tan contento con la sinceridad de la mujer que la mando de vuelta a su casa, regalándole las otras dos hachas, la de oro y la de plata…
Otro día, la mujer y su amado esposo estaban paseando por los campos, cuando él tropezó y cayó al río. La infeliz mujer, que no sabía nadar, se puso a suplicar a Dios,
Él apareció y le preguntó:
—Mujer, otra vez tú, ¿por qué estas llorando?
La mujer respondió que su esposo había caído al río y se había ahogado.
Inmediatamente, Dios se tiro de cabeza al río, saco de las mechas a Brad Pitt y le preguntó a la mujer:
—¿Es este tú esposo? —Sí, si, si asintió la Mujer.
Entonces Dios se enfureció:
—Eres una mujer mentirosa, exclamó!!!
Pero rápidamente la mujer le explicó:
— Dios, usted perdone, pero fue un malentendido. Si yo hubiese dicho que “no”, entonces Ud. me habría traído a William Levy del río y si le hubiera vuelto a decir que tampoco era él, Ud. me habría traído a mi marido, y cuando dijera que sí, Ud. me mandaría para mí casa con los tres hombres.
Más Yo soy una humilde mujer muy decente y no podría cometer TRIGAMIA…
Por eso es que le dije sí al primero de ellos…
Dios halló justo el comentario de la mujer y la perdonó.
MORALEJA DEL CUENTO…
“Las mujeres mienten tan bien que hasta Dios les cree”....PLOP¡¡¡¡¡

Visita


La señora de la casa estaba organizando una fiesta para lo cual llamaba por teléfono a cada uno de los invitados para asegurarse que llegaran.

-Venite esta noche a eso de las ocho. Sabés llegar ?

-No tía, la verdad que no me acuerdo...

-Tenés que llegar a la Calle San Martín 321. Acercate al portero y con el codo tocá el número 321. Tomá el ascensor y con el codo apretá el piso 3, cuando llegues a la segunda puerta a la derecha , la que dice D321, apretá el timbre con el codo y ya estas...entediste ?

-Si tía, es muy fácil...lo que no entiendo es lo del codo...

-No pensarás venir con las manos vacías, no?

Aduana


Una mujer joven y distinguida durante un vuelo con dirección a Suiza le pregunta al sacerdote que está a su lado: "Padre, ¿puedo pedirle un favor?"
"Por supuesto. ¿Qué puedo hacer por usted?"
"Bueno, me he comprado un secador de pelo muy costoso que está muy por encima de los límites de aduana y me temo que me lo van a decomisar. ¿Será que usted podría pasarlo por la aduana debajo de sus ropas, tal vez?"
"Me encantaría ayudarte, querida, pero debo advertirle que no voy a mentir."
"Con su cara honesta, Padre, nadie le hará preguntas."
Cuando llegaron a la aduana, la señora deja que el cura se dirija a la aduana. El oficial le pregunta, "Padre, ¿tiene usted algo que declarar?"
"Desde mi cabeza hasta la cintura, no tengo nada que declarar".
El funcionario pensado que era una respuesta extraña, le pregunta. "¿Y qué tiene que declarar desde la cintura hasta el suelo?"
"Tengo un pequeño instrumento maravilloso diseñado para ser utilizado por una mujer, pero que hasta la fecha está sin usar."
El funcionario ríe abiertamente: "Adelante, Padre." ¡Próximo!

Colabora Silvia Méndez

MIL FÓRMULAS DE COCINA (Publicado en FEBRERO de 1923)



FRIGORÍFICO "LA NEGRA"

PUBLICACIÓN DE LA "COMPAÑÍA SANSINENA" DE CARNES CONGELADAS

He elegido algunos pasajes introductorios y recetas estrambóticas para delicias de grandes y chicos.

Iré subiéndolos a medida que pueda, traducido: tenga ganas y tiempo, junto con la aprobación o rechazo de los lectores.

Tengo que tipear el libro tal cual está, respetando cada coma y cada error incluído en el mismo, así que, paciencia.

A mí me divierte mucho leer este compendio de antigüedades gastronómicas.

Demás está decirles que algunos conceptos son compartidos y otros, naturalmente, rechazados enérgicamente por el sentido común.

No dejan de ser entretenidos, debo decir.
 
Dick Keller

INFLUENCIA DE LA BUENA COCINA EN LA ECONOMÍA DOMÉSTICA, EN LA SALUD Y LA MORAL DEL HOGAR

"Qué se entiende por LA BUENA COCINA?

Sin duda no se trata solamente de la buena hornalla, ni del amplio y ventilado local, provisto de reloj neumático, ni de los utensilios idóneos y bien conservados, ni de la provisión de alimentos traídos en buenas condiciones del mercado, sino también y sobre todo, de la habilidad, previsión y diligencia del cocinero o de la doméstica que sabe elegir y comprar los manjares sanos y prepararlos oportunamente para presentarlos en la mesa limpios, nutritivos, variados y sabrosos.

(Uffff, setenta y seis palabras en un solo párrafo).

“SIENDO EL ESTÓMAGO EL ÓRGANO FUNDAMENTAL DE NUESTRO CUERPO”

Siendo el estómago el órgano fundamental de nuestro cuerpo, puesto que de él depende la vitalidad de los demás miembros, sus dolencias repercuten intensamente en todo el mecanismo humano.

Eso explica y justifica la solicitud especial de que en todo tiempo ha sido objeto de la buena cocina, cuyo sostenimiento es un deber esencial en toda ama de casa consciente de sus responsabilidades.
La misión suprema de la mujer, que es producir la felicidad y la bondad domésticas, se inicia manteniendo los atractivos del nido humano, a fin de retener en él a los varones, con lo cual se evita la desmoralización de los mismos, el derroche y hasta las enfermedades de la digestión, que suelen ser las consecuencias de las prolongadas ausencias del hogar.

Para alcanzar ese objeto, conjuntamente con la amabilidad, la sonrisa, la discreción y la bondad, la esposa prudente ejerce su atracción con la buena mesa, resplandeciente de aseo y de buen gusto, ornamentada con flores y pródiga en manjares siempre, variados y adaptados al apetito cambiante del esposo.

Semejante servicio provoca inmediatamente la alegría, el optimismo, el olvido de las contrariedades e inquietudes que se llevan en la calle, y es así como principia la saludable y dulce cautividad del esposo y de la prole.
 
Subido por Dick Keller

Otra vez Curly


El 18 de Enero de 1952, en California, EEUU, moría un comediante que pese a tener una desdichada vida se transformó en uno de los mas queridos de la historia del cine y la TV, ese día se apagaba la vida de “Curly". Nació el 22 de Diciembre de 1903, en Brooklyn, EEUU, con el nombre de "Jerome Lester Horwitz", fue el menor de 5 hijos de una familia Lituano-Judía. Creció a la sombra artística de sus hermanos mayores, el talentoso actor de teatro "Shemp Howard" y el comediante "Moe Howard". Vio desde afuera como ellos crecían en su carrera mientras él se dedicaba al estudio y el deporte, donde se destacaba como un gran basquetbolista. A los 12 años se disparó accidentalmente en una pierna causándole una leve renguera que cortó su carrera deportiva y lo apartó de su otra pasión, el baile. Ted Hearley, el líder del grupo donde actuaban sus hermanos nunca tomó en serio a Jerome. Cuando Shemp decide abandonar el grupo para dedicarse a su carrera como actor de obras clásicas, su hermano mayor, Moe le ofrece unirse al grupo pero Ted le impone la condición de afeitarse el bigote y raparse su larga cabellera, Jerome aceptó no muy convencido e irónicamente pasó a llamarse "Curly"(enrulado). Los gloriosos años venideros, plagados de éxitos y sucesos no pudieron compensar los problemas personales de Jerome. Ya divorciado de su primera esposa Julia Rosenthal, vivía atormentado por que su nuevo aspecto, sumado a su renguera lo alejaban de las mujeres. La bebida fue su refugio, pero esto comenzó a perturbar su actividad actoral. En 1937 se casó con Elaine Ackerman, un tormentoso matrimonio del que nació su primera hija, Marilyn. Moe intentó mantener a Curly alejado de la bebida, pero era una lucha perdida. Comenzó a aumentar de peso y sufrir desmayos en el set, se le diagnosticó hipertensión y derrames en la retina que anunciaban lo peor. Un tercer y breve matrimonio con Marion Buxbaum devastaron el ánimo de Curly. Comenzó a tener dificultad para moverse y ya no memorizaba sus guiones, finalmente el 6 de Mayo de 1946 llegó el colapso al sufrir un masivo derrame cerebral mientras filmaba el corto número 97 Half-Wits Holiday. Curly quedó débil y con el habla disminuida, pero la vida le tenía una agradable sorpresa, conoció a Valerie Newman, una dulce mujer que hizo de sus últimos años el paraíso que Curly tanto buscó. En 1948 tuvieron una hija llamada Janie, Valerie amaba tanto a Curly que Moe y Shemp le estuvieron eternamente agradecidos. En 1950 sufrió un ataque mas severo que lo dejó parcialmente paralizado y lo confinó de por vida a una silla de ruedas. El deterioro era tal que los médicos recomendaron recluirlo en un instituto mental. pero Valerie, Moe y Shemp se mantuvieron firmes a su lado hasta su muerte el 18 de enero de 1952. Sus restos descansan en el Home of Peace Cemetery en East Los Ángeles. Las decenas de magistrales piezas fílmicas que aún hoy siguen alegrando a millones de espectadores en el mundo son su admirable legado.
Alfredo Molina
Foto de Efemérides Históricas.

Carta de una madre


Querido hijo:
Te envío estas líneas para que sepas que te escribo. Así que si recibes esta carta, es porque te llegó, si no, avísame y te la mando de nuevo. Te escribo despacio, porque sé que no puedes leer deprisa.
El otro día, tu padre leyó que según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de casa, así que nos hemos mudado más lejos. La casa es preciosa; tiene hasta un lavarropas, que no estoy segura si funciona o no. Ayer metí ropa, tiré de la cadena, y no he vuelto a ver la ropa desde entonces, pero bueno...
El tiempo aquí no es tan malo; la semana pasada sólo llovió 2 veces. La primera vez por 3 días y la segunda por 4 días.
Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos pesaría demasiado y el envío sería muy caro, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo.
El médico vino a la casa para ver si estábamos bien y me puso un tubito de vidrio en la boca. Me dijo que no la abriera por 10 minutos, y tu padre se ofreció a comprarle el tubito.
Hablando de tu padre, qué orgullo, te cuento que tiene nuevo trabajo con cerca de 500 personas a su custodia. Se dedica a cortar césped en el cementerio del pueblo..
Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, por fin dio a luz, pero como todavía no sé de qué sexo es, no te sé decir si eres tío o tía. Si el bebé es una niña, tu hermana va a nombrarla como a mi…. se nos va a hacer muy raro llamar a su hija ' Mamá '.
Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar, que si estaba embarazada, ella le dijo que sí, de 5 meses ya; pero ahí tu padre le preguntó... que si ella estaba segura que era de ella. Pilar dijo que sí. Moza de hierro tu hermana Pilar, qué orgullo, de tal palo tal astilla.
Por cierto, que tu primo Paco se casó y resulta que le reza todas las noches a la esposa, porque es virgen..
Y tú hermano Juancho, cerró el coche y dejó las llaves adentro. Tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos de dentro del auto.
Todos te extrañamos mucho, pero mucho más desde que te fuiste. Tienes que escribirnos contándonos que tal te va con tu nueva novia extranjera, no sabes como nos pusimos de contentos cuando nos dijiste que estabas en la cama con Hepatitis, ¿es acaso griega?, pues no nos lo aclaraste aún.
Bueno mi hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé. Resulta que la última familia que vivió por aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Esta carta te la mando por Manolo que va mañana por allí. A propósito, ¿puedes ir a buscarlo al aeropuerto?
Si ves a Doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada.
Tu madre que te quiere.

Josefa Loureiro de Mougueriños

P.D. Te iba a mandar 100 euros, pero ya he cerrado el sobre .

Fiat 600 Carrera


El domingo a la madrugada, venía por la ruta 3 desde Buenos Aires hacia Tandil y, como era de esperarse, mi pobre y destartalado FIAT 600 se rompió. Me tiré a la banquina esperando que alguien me auxiliara y a los 10 minutos apareció un Mercedes Benz Kompressor impresionante a 190 km/h pasando frente a mi. En eso veo que el tipo del Mercedes da marcha atrás y vuelve hasta el fitito. Ahí mismo se ofrece a remolcar mi pobre porquería y acepté enseguida, pero le pedir por favor que no corriera mucho, si no mi Fiat y yo, íbamos a ir a parar al carajo (obvio). Y combinamos que le iba a hacer luces cada vez que el Mercedes estuviera yendo más rápido de lo aconsejado. Entonces, el Mercedes comenzó a remolcarme, y siempre que se zarpaba con la velocidad, le hacía luz (lo pongo en singular, porque para variar, uno de ellas estaba en corto y no funcionaba). .... En eso, aparece un Porsche Carrera GT 2, negro, polarizado, fachero mal, que intimida al Mercedes. Éste no deja que lo forreen y va: 120, 130,150, 190, 210, 240, 260 km/h!!!! Yo ya estaba desesperado y desfigurado!!! .... Haciendo luces como loco!!!! ... y los otros dos locos a la par.....y a fondo, al taco!!!!! ......... Por ahí, pasamos por un puesto de Policía Caminera del Montes, pero...ni vi el radar, que registró impresionantes 270 km/h. Entonces el policía avisa por radio al próximo puesto de Gendarmeria en Las Flores: Atención! Atención! ... Dos masculinos, uno en un Mercedes Gris Plata Kompressor y otro en un Porsche Carrera GT 2 Negro disputando una picada a más de 270 km/h en la autopista, y......muchachos.....juro por mi vieja .. por mis hijos y por mi laburo, por Diego, Dalma y Giannina: Atrás de ellos, chupado al Mercedes, viene un FIAT 600 haciéndoles luces para que lo dejen PASARRRRRR!
 
Horacio Simon

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