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LAS PARTES MÁS FAMOSAS DEL CUERPO HUMANO


Las partes más famosas del cuerpo humano han sido:
El Talón de Aquiles, la nariz de Cleopatra, las piernas de la Mistinguette, la palma de Mallorca, el pie de Atleta, la mano de bleque, el ojo del amo, la cara de Piedra, el pelo de zonzo, la Garganta del Diablo, el ojo de la tormenta, la nuez de Adán y el culo del mundo.

El abdomen es la parte situada entre el tórax y la pelvis, de gran utilidad para guardar un montón de órganos que no podrían estar en otro sitio. De la parte de afuera, lo más interesante que tiene el abdomen es el ombligo, que lleva siempre una persona alrededor. Eso sin despreciar los ya mencionados tórax y la simpática pelvis, sobre todo cuando la
vemos en determinados cuerpos femeninos.

Hemos avanzado mucho en esta materia y dentro de poco estaremos en condiciones de obtener la estructura genética de una buena persona. Todavía no se sabe seguro cuando ocurrirá, pero será sin duda antes que hayamos definido qué es una buena persona.

No sólo la ingeniería genética ha progresado. También los trasplantes, aunque los especialistas aún no han sido capaces de hacer de tripas corazón. Los cardíacos no son gente de buen corazón y éste es un órgano que cuando suena, para toda la orquesta. Observemos que el corazón trabaja mientras la vesícula se la pasa haciendo cálculos. Pero no se preocupen por el corazón, les va a durar toda la vida.

Sabemos que el hombre que tiene corazón de oro, músculos de acero, voluntad de hierro y pies de plomo, puede especializarse en mineralogía, y al de cabeza de chorlito, cara de perro, vista de lince y estómago de avestruz, le va a resultar conveniente dedicarse a la zoología.

No es fácil saber mucho sobre medicina, más aún considerando la cantidad de órganos que hay, pero nos consta que el que pierde el ojo derecho tiene la mirada siniestra, que los especialistas en enfermedades nerviosas no tienen pacientes, que los dermatólogos van derecho al grano y que si el cerebro fuera tan simple para comprenderlo, nosotros seríamos tan simples que no nos podríamos comprender.

Sin embargo, los no iniciados en el arte de Hipócrates, algo hemos avanzado. No ignoramos que una hemiplejia es grave, según del lado que se la mire y que el lugar más seguro para encontrar una mano que nos ayude, es en el extremo de uno de nuestros brazos.

Siempre nos quedan algunas dudas, por ejemplo:
¿Cómo harán los médicos chinos para diagnosticar la ictericia?…
¿Cómo se presenta la palidez en los enfermos africanos?…
En los últimos tiempos hemos aprendido varias cosas:
Las varices son venas que se quieren hacer ver, que la vejez es mejor que estar muerto y que la definición de enfermo terminal puede provenir de terminar mal.

Además, un descubrimiento trascendente: todo aquello que el médico no consigue curar se llama virus, que viene a ser el hijo del matrimonio formado por un microbio y la nada.

En definitiva, la vida es dura… y no dura. Viene a ser una sucesión de agujeros. El último, con tapa. Vivamos todos los días como si fuera el último, alguna vez lo será…"
César Bruto


Nacido en 1905, su primer oficio fue el de carpintero hasta que un pequeño accidente lo obligó a cambiar de rumbo. Fue Conrado Nalé Roxlo quien le dio su primera oportunidad en el periodismo, sumándolo al equipo de colaboradores permanentes del diario Crítica. Tras varios años de entrenamiento, el humor fue ganando espacio definitivo en su escritura. A partir de la década del 30 fue colaborador y director de algunas de las publicaciones más leídas de la Argentina: Mundo Argentino, Aquí está, El Mundo, Patoruzú, Cascabel,Rico Tipo, Satiricón, Leoplán, Vea y Lea, Clarín. Ya en la década del 40 comienza a editarse la revista Cascabel y allí publica por primera vez el personaje que lo llevará a la fama. Se trata de César Bruto, redactor iletrado que le sirve al autor para ejercer con fuerte desparpajo distintos registros culturales desde una perspectiva analfabeta. Bajo su firma no ha dejado género sin parodiar: la historia, la crítica de cine, la autobiografía, el periodismo, la poesía gauchesca, la lírica del tango, la medicina e incluso las fábulas con aires a Esopo son algunos de los matices de su paleta, siempre punzante, siempre ejercida desde la periferia.
Según cuenta el propio Warnes, la aparición inaugural de su personaje se debió a una sequía de ideas. Le habían encargado un editorial, no se le ocurría nada y entonces presentó un texto plagado de errores ortográficos y gramaticales atribuidos al hijo pequeño del redactor, que supuestamente se encontraba enfermo. La ocurrencia gustó mucho al director de la revista y el personaje, del que Warnes ya no se separaría, encontró un lugar permanente en la publicación. Desde el primer número, César Bruto fue ilustrado por Oski.
Sus trabajos en dupla con el famoso dibujante, que se extienden por más de dos décadas, continúan en Rico Tipo, tras el cierre de Cascabel, donde juntos hacen el "periódico" Versos y Notisias (sic), desopilante sección de un humor que pulsa la cuerda de, entre otras, corrientes tan aparentemente distantes como el costumbrismo y el surrealismo. Colabora también en muchas otras publicaciones, entre las que se cuentan las revistas Vea y lea y Tía Vicenta, o el diario Clarín y Radiolandia-2000.
En Rico Tipo también publica como Napoleón Verdadero las Historias de Lío Tras Lío, historias que a través de un reino imaginario le permiten reírse de los dislates de la política de su propio país y, por qué no, de cualquier otro.
En la misma cuerda política, escribe a partir de 1960 y durante 10 años los guiones del programa televisivo de Tato Bores.
En radio, trabajó junto a Betty Elizalde en el recordado ciclo "Y a mí... por qué me escucha?" por Radio Splendid en 1978.
Muere en Buenos Aires el 2 de julio de 1984.

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